Uno de los principales síntomas de una infección vaginal son los cambios en las características del flujo vaginal, de forma diferente a como lo hace durante el ciclo menstrual o en las diferentes etapas de la vida.
En ocasiones los cambios que se aprecian en su consistencia, cantidad, olor o color son mucho más evidentes o incluso se acompañan de molestias y picor. En este caso debes consultar con el ginecólogo para descartar una infección.
Las infecciones vaginales son mucho más frecuentes de lo que parece: la mayoría de las mujeres tienen una al menos una vez en la vida. El tratamiento siempre será valorado por el especialista en ginecología, pudiendo ser de tipo farmacológico.
Medidas para mantener el equilibrio de la flora vaginal
- Mantener una higiene adecuada. La zona genital debe permanecer limpia y seca, sin sobrepasarse en la limpieza. Se desaconsejan las duchas vaginales, ya que pueden eliminar las bacterias saludables (lactobacilos) que actúan como protectoras. También se recomienda el uso de jabones específicos para la higiene íntima, pero no así de desodorantes perfumados.
- Usar ropa interior de algodón y evitar las prendas muy ajustadas. La ropa interior sintética no deja respirar bien a la piel, aumentando la sudoración e irritación del área genital.
- Tomar complementos de lactobacilos. Ya sea por vía vaginal en forma de cápsulas y comprimidor, como por vía oral en forma de complementos, los lactobacilos ayudan a mantener el equilibrio de la flora vaginal y evitar el posible crecimiento de bacterias indeseables.
- Consulta con tu ginecólogo. Acude a su consulta ante los primeros síntomas de alteración en la flora vaginal para que, en caso de infección indique el tratamiento específico.