Si algo es fundamental en el día a día de las mujeres es la energía, que al contrario de lo que se piensa, no debería tener fecha de caducidad en absoluto. Por supuesto que está más presente de forma natural cuando tenemos 20 o 30 años, pero no debería desaparecer, ni mucho menos, llegados los 40 o los 50.
Una etapa en que la vida sigue reclamando mucho de nosotras: continuamos desempeñando nuestros trabajos dentro y fuera de casa, es posible que tengamos hijos adolescentes y que, obviamente, queramos mantener nuestro tiempo de ocio y dedicarnos a nuestras aficiones.
Esta es la opción, a mi juicio, más acertada: no tener que renunciar a nada y, además, eligiendo cosas que nos hagan sentir lo mejor posible. Y aquí es donde entra en juego un elemento clave, que es la actividad física. Junto con otras herramientas (los complementos nutricionales de DONNAPlus+, sin ir más lejos), es una fuente de bienestar clarísima que hay que mantener a lo largo de nuestra vida.
En mi caso, que hayan ido pasando los años no ha sido nunca un impedimento para el ejercicio de mi gran pasión, el tenis, deporte que llevo practicando desde hace más de 30 años y que me ha dado grandes cosas. Es cierto que ahora tengo que calentar más y mejor o que noto cuando juego contra una contrincante más joven, pero también es verdad que me da las mismas satisfacciones que cuando empezaba. Y eso, por mucho que yo sea distinta (que mi cuerpo lo sea, en realidad), no ha cambiado para nada.
Por eso quiero animar a todas las mujeres a seguir activas, a potenciar esa vitalidad que llevamos dentro. Sea cual sea su ejercicio favorito: mi consejo es que naden, que practiquen yoga, que salgan a correr… como si fuera el primer día, olvidándose no solo de su edad, sino también de sus obligaciones, preocupaciones… Para luego volver a ellas con energía renovada, una actitud positiva y todo el empeño que las caracteriza.
Nada las hará sentir más fuertes. Ya me contarán.