La menopausia es una etapa más en la vida de una mujer. Se caracteriza por el cese paulatino de la actividad ovárica, pero no es ninguna enfermedad, sino un proceso fisiológico normal que se da entre los 45 y los 55 años.
Cuando la mujer se acerca a esta etapa, empieza a notar una serie de cambios en su cuerpo causados por la disminución de las hormonas sexuales femeninas, estrógenos y progesterona. Es la perimenopausia.
Estos cambios provocan malestar que puede alterar algunas actividades del día a día y la calidad de vida:
- Falta de menstruación (amenorrea). Los periodos se hacen irregulares hasta que desaparecen. Se considera que una mujer ha llegado a la menopausia cuando la ausencia de regla se mantiene durante un año seguido.
- Sofocos y sudoración nocturna. Repentina sensación de calor en la parte superior o en todo el cuerpo, seguido de sudor intenso y escalofríos. Puede causar enrojecimiento en cuello y rostro, además de manchas rojas en pecho, espalda y brazos. Suelen durar de 30 segundos a 5 minutos, y se dan en el 60-80% de las mujeres, sobre todo en los 2 primeros años y pueden mantenerse hasta 5 años.
- Insomnio o problemas para dormir. Los calores, levantarse para ir al baño y otras molestias como la ansiedad y el nerviosismo pueden dificultar la calidad del sueño.
- Cambios de humor. La revolución hormonal provoca cambios de humor repentinos, además de cansancio, falta de concentración, tendencia a la tristeza, olvidos, ganas de llorar…
- Sequedad vaginal. La reducción de hormonas disminuye la elasticidad, lubricación y humedad de la vagina. Esto provoca picor e incluso dolor en las relaciones sexuales, con una consecuente disminución de la libido.
- Incontinencia urinaria. Se da especialmente en mujeres que han tenido hijos, por la distensión de los músculos de la zona perianal. También la pérdida de estrógenos hace que los tejidos del aparato urinario cambien, originando posibles pérdidas de orina al realizar movimientos bruscos como estornudar, toser, reír… Estos cambios junto con la del pH vaginal y el desequilibrio de la flora bacteriana, pueden favorecer el desarrollo de infecciones urinarias.
- Cambios en el cuerpo. Los cambios metabólicos provocan un aumento del peso y la grasa corporal. De ahí la importancia de evitar el sedentarismo y cambiar los hábito por otros más que ayuden a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares importantes como la obesidad, la diabetes, etc.
- Cambios en la piel. Las variaciones hormonales de la menopausia afectan al colágeno de la piel, a la hidratación, a su grosor y elasticidad, provocando la aparición de arrugas.
- Osteoporosis. Durante la menopausia se pierde más calcio del que se consume lo que reduce de forma acelerada la densidad ósea y aumenta el riesgo de osteoporosis. Los huesos se tornan frágiles y hay más riesgo de rotura.
Cada uno de estos síntomas, así como su duración, gravedad e importancia, depende de cada mujer. En la actualidad, hay un gran número de opciones terapéuticas que pueden ayudar a paliar estos síntomas o trastornos asociados a la menopausia para mantener una calidad de vida lo mejor posible.