Los hábitos son comportamientos que realizamos de manera automática debido a que hemos repetido anteriormente esa conducta hasta llegar a interiorizarla.
Es una forma de economizar nuestra energía y atención, ya que sería imposible para nosotros manejar todo la información que recibimos diariamente y tomar una decisión reflexionada respecto a la respuesta adecuada para cada momento.
Pero esta estrategia de “ahorro de energía” que nuestra mente ejecuta de manera constante, en ocasiones, nos juega una mala pasada y nos hace automatizar acciones o comportamientos que nos perjudican en los diferentes ámbitos de nuestra vida ( salud, bienestar personal, trabajo, relaciones, etc.)
Dado el grado de importancia que tienen los hábitos en nuestra vida, es importante que dediquemos unos minutos a entender y aprender las claves para adquirir nuevos hábitos que nos conduzcan a un mayor estado de bienestar personal.
El hábito es el resultado de la repetición continuada de una conducta (habitualmente se necesita al menos 21 repeticiones), que tiene sentido para nosotros, que creemos que somos capaces de hacer y cuyas consecuencias nos proporciona beneficio o reconocimiento.
Suena muy complejo, pero vamos a explicarlo para que lo veáis más sencillo.
El primer paso para adquirir hábitos positivos en nuestra vida es aumentar nuestro conocimiento. Esto quiere decir que para que una conducta se convierta en hábito debemos detallar de manera positiva y concreta dicha conducta. Por ejemplo, “cuidarme más” es un amplio propósito, “beber 1,5 litro de agua” es una conducta que se puede convertir en hábito.
Otros ejemplos concretos de conductas que pueden convertirse en hábitos positivos son los siguientes: “decir no a las cosas que no me apetecen o me perjudican”, “aceptar los cumplidos y dar las gracias”, “encontrar cada día algo positivo que me haya pasado”, “pasear una hora o practicar ejercicio 3 veces a la semana”, “ante cualquier problema, focalizarme en la solución”, etc.
Si ya tenemos claro que conducta queremos que se convierta en un hábito, lo siguiente que debemos realizar es reflexionar sobre nuestra motivación. Plantearnos preguntas tales como: ¿Para qué quiero que esto se convierta en un hábito?, ¿Cómo va a cambiar mi vida cuándo esto sea un hábito?, o ¿qué voy a ganar con este hábito?, pueden cargarnos de la energía necesaria para sobrellevar la etapa de adquisición.
Un último punto que debemos aclarar para convertir una conducta en un hábito está relacionado con creencias sobre las capacidades de las que disponemos para llevar a cabo estas conductas. Está claro que una persona que cree que es persistente puede resultarle más fácil la adquisición de un hábito positivo, pero por ejemplo si no dispones de ese recurso puedes buscar ayudas externas, tales como hacer cómplice a tu amiga en este proceso de cambio, etc.
Debido a que la construcción de hábitos eficaces es un camino, a veces, lleno de dificultades y sin sabores, es importante que tengas en cuenta los siguientes consejos:
- No te propongas adquirir varios hábitos a la vez. Es mucho más efectivo focalizarte en pocos que puedas alcanzar, que marcarte muchos cambios y quedarte a medias en todos.
- Convierte el proceso en algo divertido. Si este hábito es una condena tienes dos opciones: darle la vuelta y encontrar la parte divertida o ¡olvidarte por completo de él!
- Valora tus avances. Quedarte solo en lo que no has conseguido te provocará frustración y hará que tires de nuevo la toalla, por tanto ¡crea tu diario de logros!
- Ten paciencia y date tiempo. Como ya te hemos comentado necesitarás una serie de repeticiones para afianzar este hábito.