Por favor, sírveme un buen plato de verduras, caliéntame un caldo de huesos y deja en mi nevera comida preparada para que me olvide de todo, al menos, por unos días. Y si puedes, hazme la compra, o compra en mi negocio mejor, que ha quedado desatendido y me angustia pensar que quizás tenga que cerrarlo por ya no ser la misma persona. Regálame sombreros, que las pelucas y los turbantes me hacen sentir enferma. Y no me preguntes una y otra vez cuántas sesiones de quimioterapia me faltan, porque mañana te habrás olvidado y a mí me está costando demasiado repetirlo y reconocer que el tratamiento me ha afectado a nivel cognitivo. Pienso que, en algún momento, te lo contaré… Por ahora, por favor, ten paciencia conmigo, léeme el ritmo, bajemos la intensidad, riámonos juntas y recuérdame que tú, también tienes una vida. ¡Eso me distrae mucho más que cualquier película!
He tenido que dejar el tratamiento hormonal de la menopausia, llevo 8 sesiones de quimioterapia, a veces tengo náuseas, taquicardias, dolor en el cuerpo y estoy en un baile de hormonas que, algunos días me hace llorar sin mesura, cabrearme sin sentido y comer sin ganas. Otros, me empuja llena de energía a andar, levantar pesas y responder los miles (sí, miles) de mensajes que tengo acumulados desde hace días. Entonces, entro en un cambio de ritmo esperanzador que me desata sin mesura.
Entonces, bailemos como si no hubiera un mañana…
Un buen amigo que sobrevivió a un cáncer de tiroides hace ya 20 años, me alertó un día: “con la quimioterapia, debes medir muy bien tus fuerzas” y otro amigo, con 3 operaciones de cáncer de testículos a cuestas me dijo: “tranquila, que de esto después te olvidas”. Es curioso como ninguno de los dos me comentó nada sobre los efectos secundarios de sus tratamientos a largo plazo. En cambio, todas y cada una de las mujeres que se me han acercado para compartir su experiencia conmigo, han incluido en sus comentarios el vínculo inevitable entre cáncer de mama o de ovarios y menopausia. De hecho, el origen yatrogénico, es una de las causas de Insuficiencia ovárica prematura o menopausia precoz. La yatrogenia, es una palabra que proviene del griego y significa literalmente “provocado por el médico o sanador” y los medicamentos, cirugías o tratamientos necesarios para sanar, que, traducido al cáncer, tiene que ver con la quimioterapia y los tratamientos de inhibición hormonal prescritos para evitar que este se reproduzca allí donde hay hormonas femeninas.
He empezado a ampliar mis conocimientos sobre fitoterapia (para bailar más y mejor) y en mi lista de deseos sobre artículos científicos, he incluido todos los relacionados con tratamientos con plantas cuyos principios activos no sean hormonodependientes. Y, aunque no es tantísima la evidencia existente, es esperanzador el avance en investigación entorno a ello.
Bellísimo me parece cuando la ciencia recoge lo ancestral, sea de la cultura que sea, al servicio de los sofocos, la ansiedad, el insomnio, la labilidad emocional, el deterioro cognitivo o la sequedad de las mucosas. Resuenan en mi lista Ashwaganda, cimicifuga, algas, vitaminas y minerales en forma de gotas o cápsulas. Me aferro a la alimentación balanceada, medito dos veces al día, potencio mi inmunidad con baños de agua fría, reduzco inflamación subclínica mientras elimino toxicidad en mis sesiones de crossfit, creando de nuevo la fuerza que la yatorgenesis se está empeñando en menguar en mí.
Y así, visualizo unos huesos densos y una musculatura que me sostiene cuando bailo hoy, para el día de mañana.