Tengo una amiga que es muy fashion y disfrutona que últimamente anda de juerga en juerga. Le gusta ir de compras, tiene que estrenar algo en cada ocasión, siempre lleva las uñas impecables, el pelo bien arreglado, come lo justo, bebe más vino y cerveza del que ella se imagina que debiera y se lo pasa bien. O eso parece. A saber, qué angustia le corre por dentro que le lleva a estar desatada, apuntándose a cualquier plan con tal de no estar sola. Yo creo que es estrés y angustia vital, pero ese es otro tema que ahora mismo no tiene ganas de abordar. Ni yo tampoco, pues es su vida y en la vida hay momentos extraños que cada una afronta como quiere. O como puede. Sandra es una mujer todoterreno, que ha hecho amigas nuevas con quien se lo está pasando la mar de bien y eso es lo que ahora le sirve. Del futuro ya hablaremos…
Lo cierto es que, con tanta juerga, ha dejado de lado sus buenos hábitos, de cuando se
levantaba temprano para ir al gimnasio antes de llegar a la oficina. Recuerdo muy bien aquella época, nos conocimos allí, en las clases dirigidas del gimnasio y nos lo pasábamos muy bien. Sandra tenía un conjunto para cada día de la semana y yo, pues un par que tenía que lavar día sí y día también para poder entrenar con ropa limpia. Siempre he preferido tener 3 cosas que me gustaran mucho a tener 25 que ni fu ni fa. Y a día de hoy, siento que el comprar es un acto cada vez más pasado de moda. O de rosca.
El tema del ejercicio físico y la angustia vital durante el climaterio tienen mucha, pero que mucha miga, pues el ejercicio es esencial para todas nosotras y no todas las mujeres le dan la suficiente importancia. Una de las excusas más recurrentes es la de “no me da la vida”, aunque también domina la de “no sé qué ejercicio tengo que hacer” o la de “las máquinas no me gustan, si hago pesas me veré grande” aunque de las más sonadas es aquella de “hoy tampoco puedo porque he quedado”. Esta última suele ser en un bar, con vino o cerveza y alguna que otra tapita. Y tapita a tapita, copita a copita, se van ganando puntos para cualquiera de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento: enfermedades metabólicas, cardiovasculares, diabetes, apnea del sueño y cáncer entre otras. De hecho, la menopausia se relaciona con problemas de salud como la obesidad, la enfermedad coronaria, la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2, el cáncer y la osteoartritis y la inflamación crónica asociada al estilo de vida actual de estrés, contaminación, sedentarismo, consumo de alcohol, tabaquismo, mala higiene bucal, así como una dieta con predominio de alimentos procesados, harinas refinadas y azúcares, produce un aumento de citoquinas proinflamatorias que derivan en disfunciones celulares y moleculares cuyas consecuencias afectan al envejecimiento más allá del relacionado con la edad.
El otro día fui a una clase nueva en mi gimnasio y aún estoy entusiasmada, pues he descubierto que el crossfit me permite entrenar optimizando tiempo y actuar a nivel cardiovascular, muscular y social. Se trata de un entrenamiento conocido como HIIT (High Intensity Interval Training) ejercicios de alta intensidad en intervalos que se ha puesto muy de moda.
El ejercicio físico, no solo ayuda a controlar el peso, sino que mejora la composición corporal y esto tiene que ver con el músculo y todo aquello que ocurre en él y gracias a él.
Resulta que el músculo, además de sostener el esqueleto y de ayudar al movimiento, también actúa produciendo una serie de sustancias que se llaman mioquinas y que están relacionadas con el sistema inmune y también con una respuesta antiinflamatoria, entre otras reacciones beneficiosas. De modo que el ejercicio físico tiene un efecto positivo sobre enfermedades como la diabetes tipo 2, la arterioesclerosis, la resistencia a la insulina, los procesos neurodegenerativos y el crecimiento de algunos tipos de tumores.
Si bien es cierto que hay que realizar ejercicio de manera continuada para que se desencadenen la serie de reacciones en el cuerpo que producen las sustancias llamadas mioquinas, yo confío mucho en que Sandra se apuntará pronto a esta moda del Crossfit que, afortunadamente, es una moda coherente y alineada con muchos estudios científicos que avalan al ejercicio de fuerza como una de las claves para el envejecimiento saludable.
Y para eso, queridas, no se necesitan ni tantos conjuntos para ir al gimnasio, ni zapatillas nuevas, ni el gimnasio más caro. De hecho, tanto el salón de casa o como el parque de tu barrio pueden convertirse en tu mejor clínica privada antienvejecimiento.
¡El reto está en activarte y salir de la cama o del sofá en… 5,4,3,2,1!