El calor ya ha llegado, las tardes se alargan y las terrazas se llenan de gente disfrutando de estas primeras semanas de verano.
Quedan pocos días para dejar la agenda olvidada en algún cajón de tu habitación, colgar el cartel de “no molesten” y escaparte, por fin, a esa playa paradisíaca.
De pronto, una sensación amarga recorre todo tu cuerpo al probarte tu bañador estrella del verano pasado. ¡Te viene pequeño!
Y en este momento… el soleado cielo se nubla, todo se torna gris y en el aire se masca la tragedia.
¡Stop!, es un buen momento para leer (o releer) este artículo y evitar vivir unas vacaciones de culpa y castigo por no haber llevado a cabo la cíclica “operación biquini”.
Si estás dispuesta a desafiarte, antes de entrar en un bucle de pensamiento negativo hacia ti misma, continúa leyendo y pon en práctica los consejos y reflexiones que te ofrecemos a continuación:
- Acepta la realidad y mantén una visión positiva de la situación.
Te ha pillado el toro, esto no lo podemos negar. Pero culpabilizarte y machacarte con frases como “ves como no tienes voluntad”, “si es que siempre haces lo mismo”, sólo te va a ayudar a crecer tu nivel de ansiedad respecto a este tema, y puede empeorar tu nivel de autoestima (y de visitas a la nevera para calmar los ánimos).
Así que no te quedes en una posición de queja, y aprovecha estos días de descanso para plantearte soluciones, es decir, cambios saludables que mejoren tu alimentación y bienestar durante todo el año.
“La buena alimentación no se basa en dietas milagro, sino en cambios de hábitos duraderos”.
- Aprovecha el presente y convierte el castigo en puro placer.
Olvídate de dietas exprés, ya que además de resultar perjudiciales para tu salud, potencian tu sensación de castigo por no haberlo hecho bien durante el año.
¿Y si le das la vuelta? Sólo tienes que buscar actividades que te gusten y que te hagan salir pitando del sofá.
Por ejemplo, si te apasiona la fotografía márcate rutas, de dos horas mínimo de duración, para capturar con tu cámara los mejores recovecos de tu ciudad, o algún lugar nuevo. Además de un precioso álbum del verano obtendrás todos los beneficios derivados de caminar.
“Sólo cuando partimos de la voluntad (quiero hacer) y no del castigo (tengo que hacer) obtendremos buenos resultados”.
- Piensa sobre el verdadero significado del término “vacaciones”.
El propósito de tan merecido descanso no es otro que salir de nuestra rutina, desconectar, recargar pilas, disfrutar del tiempo libre, etc.
Las vacaciones poco o nada tienen que ver con “sufrir por no seguir un canon de belleza concreto”.
¿Acaso un kilito de más te impide desconectar de tu trabajo? ¿Alguien te va a dejar sin vacaciones porque el bañador del año pasado “se ha encogido más de la cuenta”?
Mantén el foco en el verdadero sentido de las vacaciones: el disfrute, el relax, la diversión, etc. Céntrate en buscar actividades o momentos que te hagan llegar a este estado y no hagas caso a esa voz que sólo quiere verte sufrir.
“Incluso el más temible de los guerreros debe descansar para continuar su batalla”.
- Rompe esquemas, huye de la perfección y ¡quiérete!
Está claro que es necesario seguir unos hábitos saludables durante todo el año para asegurarnos nuestro bienestar físico y psicológico. Pero lo que no está tan claro es que seamos “nuestro peor enemigo” cuando descubrimos que no somos perfectas.
¡La perfección es una utopía y la belleza un asunto muy subjetivo!
Así que tal vez es un buen momento para demostrarte que eres capaz de ser feliz sin ser perfecta. Para ello busca los aspectos positivos y poténcialos, haz rituales de autocuidado para mejorar tu autoestima y aprende a encontrar algo bello en todo lo que te rodea y ¡en ti misma!
“Si buscamos la perfección de manera continua y desesperada, seremos incapaces de valorar la belleza de las cosas”