Estamos en enero y ¡ya tenemos nuevo calendario! Sus páginas se encuentran en blanco y esto hace que dejemos atrás, y casi olvidemos, las excusas, desmotivaciones e intentos fallidos que hicieron que en 2014 no cumpliéramos con nuestros buenos propósitos.
Nos encontramos en el punto de partida, y con nuestra libreta y bolígrafo en mano nos sentimos dispuestas a “comernos el mundo”, ¡éste sí que será nuestro año!
Pero, ¿qué hay de diferente en este mes de enero para que, “esta vez sí”, cumplamos nuestra lista de propósitos?
La respuesta es bien sencilla: en nuestra lista no habrá buenos propósitos, sino objetivos bien definidos.
Así que, antes de ponerte a escribir de nuevo aquellos sueños que quieres conseguir este 2015, toma nota de las claves que debes seguir para para definir correctamente un objetivo.
- Empieza a escribir la frase con un 'quiero', no un 'tengo que'
Los “tengo que hacer”, “debo conseguir” son objetivos que sentimos como obligaciones, y a nadie le gustar tener que cumplir obligaciones impuestas por tu pareja, familia, sociedad, etc.
Un “quiero…” focaliza la atención a ti misma, sirve para encontrar aquello que realmente necesitas o deseas, y te motiva para ¡ponerte en acción!
Así que: “quiero…”
- Escribir el objetivo en positivo
Un objetivo descrito de manera positiva nos resultará más motivante, por lo que hará sentirnos con más ganas de ir a por ello.
A partir de este momento, nuestra atención comenzará a dirigirse hacia las oportunidades, pasos, y recursos personales de los que disponemos.
Por el contrario, un objetivo descrito de manera negativa ,“no quiero un trabajo estresante”, dirige nuestra atención a situaciones insatisfactorias, y esto provoca desmotivación, queja y apatía.
Así que ya sabes lo que toca: “quiero gestionar bien mis tareas”
- Sé realista
Ser positivo no significa ser irrealista. Así que hemos de tener mucho cuidado en no describir un objetivo alejado de nuestra realidad.
El truco está en que nuestro objetivo deber ser alcanzable aunque esto implique hacer cambios en nuestra vida, aprender o mejorar competencias, o incluso, buscar ayuda y recursos que nos acerquen a él. Para que quede más claro, si nuestro objetivo es “quiero saltar del ático y comenzara volar”… puede que sea el momento de bajar a la tierra y plantearos si eso es posible y si es arriesgado para nuestra integridad física.
En este caso, si queremos sentir la adrenalina que puede provocarnos ese objetivo, deberíamos cambiarlo, por ejemplo a: “quiero saltar en parapente y experimentar un vuelo”.
- Concreta qué quieres alcanzar
Detallar al máximo tu objetivo te ayudará a decidir que acciones y cambios te van a llevar a él y cuáles debes dejar de lado porque te dirigirían a destinos diferentes a los que quieres llegar.
No tenemos que olvidarnos que lograr nuestros sueños es algo realmente importante y gratificante, por esto ¡no debemos perder tiempo!
Además, si sabemos al detalle qué queremos, nos será más fácil darnos cuenta de cuándo lo hemos logrado.
Aquí va el ejemplo: “quiero conseguir pesar 65 kilogramos en un plazo de 7 meses”
- Encuentra el sentido de tu objetivo
Sólo tenéis que preguntarte ¿para qué lo que quiero conseguir?, y repetirte esta pregunta hasta que la respuesta os llene o satisfaga. Sino no te sientes satisfecho con ninguna respuesta, tal vez sea porque te encuentras persiguiendo el sueño de otra persona, no el tuyo.
En relación al ejemplo anterior, “quiero gestionar mis tareas de manera eficaz para tener tiempo para mí y poder sentirme más tranquila”
- Pon una fecha
“La única diferencia entre un sueño y un objetivo es una fecha”, Edmundo Hoffens.
Poner una fecha, significa compromiso. De esta manera dejamos atrás las excusas, los mejor lo hago mañana, la comodidad de creer que siempre vamos a tener tiempo para hacerlo, y esto nos ayuda a comprometernos con nosotros mismos y nuestra felicidad.
¡Ahora ha llegado tu momento!, no pierdas tiempo y convierte tus sueños en buenos objetivos…¡y muévete a por ellos!