Nuestra vida está llena de encuentros y desencuentros con otras personas que, en ocasiones, nos sacan de quicio con sus comportamientos y manías varias. Por ejemplo, puede que no soportes que tu jefe te solicite constantemente trabajos que están muy por encima de lo que puedes conseguir en estos momentos, bien por capacidad, recursos disponibles o tiempo. Hasta aquí todo es evidente: veo en el otro algo que no me gusta y por tanto me desagrada, enfada o molesta. Pero, ¿y si eso fuera un reflejo de lo que pasa dentro de mí? ¿Y si me diera cuenta que soy yo la que me auto exijo demasiado?
La ley del espejo, descrita por el psicólogo Carl Gustav Jung, es el resultado de lo que en Psicología llamamos proyección. Este mecanismo psicológico se basa en algo tan simple como atribuir a los otros algo que en realidad es nuestro. Dependiendo del caso podemos proyectar hacia los otros en positivo, o bien en negativo.
El ejemplo anterior nos muestra una proyección de carácter negativo. Podemos pensar que, independientemente de que tu jefe te pida objetivos utópicos, eres tú la que no pones límite y apruebas esa situación, por tanto eres tú misma la dueña de esta alta exigencia que tanto te hace sufrir.
Y, ¿por qué proyectamos en los otros? Nuestra mente es compleja, pero uno de sus objetivos es protegernos por encima de todo. Siguiendo esta línea, podemos entender que la proyección negativa es un mecanismo de defensa para evitar reconocer o aceptar en nosotros mismos aquello que puede provocarnos dolor, tristeza, rabia, etc.
El mecanismo de proyección se lleva a cabo de manera inconsciente, ésta es la causa por la que puede que hasta este momento no te hayas dado cuenta de las veces que has puesto en los demás, reacciones, características o rasgos que no te gustan de ti misma.
Pero, tranquila, a partir de hoy vas a ser más consciente y esto te va a permitir trabajar aspectos muy relacionados con la imagen que tienes de ti y tal vez conocer que debes aceptar de ti misma para sentirte mejor y que quieres cambiar. Para ello, sólo tienes que hacer un listado de las cosas que te sacan de quicio de los demás y preguntarte, ¿qué relación tienen esas cosas contigo misma?
Otra manera de proyectar en los demás la encontramos en el ámbito de la pareja. En muchas ocasiones nos quejamos de no recibir del otro, lo que en realidad no nos estamos dando a nosotras mismas. De esta forma, sentimos que no estamos recibiendo la atención suficiente de nuestra pareja, que no nos está aceptando tal y como somos, que no nos quiere, etc. En estas situaciones es importante darle la vuelta a esa queja, y dirigirla hacia nuestro interior a través de preguntas como éstas: ¿Qué parte de mí no estoy atendiendo?, ¿que no estoy aceptando de mi misma?, ¿me estoy queriendo lo necesario?
La ley del espejo es clara: lo que vemos fuera, es un reflejo de nuestro interior. Así que te animo a que dejes de dirigir tu mirada a los otros y empieces a mirar qué hay o qué falta dentro de ti.