Huir de la cámara como si fuera el diablo o renegar del resultado final es una actitud bastante extendida. Muchas veces no nos gustamos y nos centramos en destacar nuestros defectos mientras otros opinan que no hemos salido mal. Lejos de echar la culpa a la cámara o al fotógrafo toca hacer examen de conciencia: puede que tengas un problema de autoestima.
Vivimos en un mundo en el que lo audiovisual manda. Nuestros móviles llevan cámaras integradas, estamos conectados a las redes sociales, donde a diario colgamos decenas de imágenes, vía whatsapp mantenemos informados a nuestros contactos de nuestro día a día mediante imágenes… La fotografía manda y no todo el mundo está contento con la imagen de sí mismo que ve reflejada.
Por eso huyen de la cámara y se muestran a disgusto cuando tienen que salir en una foto. Normalmente detrás de esa actitud hay una pérdida de autoestima y una serie de complejos que les impiden aceptarse tal como son. A eso se suma que vivimos en una sociedad en la que la apariencia es tan importante que se vincula a la personalidad, juzgamos a las personas por su imagen y nos permitimos opinar sobre ella. Hay una ansiedad por salir bien, por vernos y mostrarnos atractivos.
Es difícil ver reflejado en nuestra imagen cómo somos realmente y sentirse a gusto con la apariencia que proyectamos a los demás.
Trucos para mejorar tu imagen en las fotografías
La primera recomendación es solucionar el problema cuanto antes, atajando la falta de autoestima y los complejos que puedan existir. Eso no impide que pongas en práctica una serie de trucos y recomendaciones para mejorar tu imagen en las fotografías y sentirte mejor cuando te veas reflejada en ellas.
> Pensar en algo que te motive. Lo normal es querer salir naturales, mostrando nuestra mejor cara y una alegría nada impostada. Un buen truco para lograr una sonrisa que no sea forzada es pensar en algo bonito de nuestra vida o en un recuerdo que sea capaz de dibujarnos esa sonrisa con facilidad. Pensar en los hijos, la pareja, los amigos y los buenos momentos con los seres queridos son una buena herramienta.
> Posturas que traicionan. Encoger el cuello, salir con los brazos pegados al cuerpo, completamente de frente, frunciendo el entrecejo porque nos está dando el sol… Hay una serie de posturas que nunca nos van a favorecer así que conviene tenerlas en cuenta y evitarlas para intentar salir de la mejor manera posible.
> Ensaya frente al espejo. Sonreír con los músculos que rodean los ojos, entreabrir los labios mostrando la fila superior de dientes o atreverse a hacerlo a plena carcajada… Hay muchas poses que resultan favorecedoras pero que, desde luego, no salen a la primera. Ponerse frente al espejo y practicarlas una y otra vez te ayudará a encontrar tu mejor estilo a la hora de posar.
> Cuida el vestuario. La ropa que llevamos también habla sobre nosotros y sentirnos a gusto con el atuendo nos da un plus de confianza y nos permite posar más seguros. Así que si acudes a una fiesta o una cita en la que te va a tocar posar, cuida cada detalle porque se reflejará en el resultado final.
> Siéntete orgullosa. La actitud es muy importante y no es lo mismo posar sintiéndote orgullosa de ti misma que decaída. Aunque te cueste creerlo, esto se refleja en tu rostro y sale retratado en la foto, así que posa estando convencida de que tú vales mucho.
> Réstale importancia y relájate. No hay que olvidar que más allá de escudriñar cómo hemos salido en una foto en concreto, con lo que nos tenemos que quedar es que esa estampa nos permite revivir y recordar un episodio bonito de nuestra vida.