Con el fin de la etapa reproductiva, la mujer se adentra en la menopausia, un momento de su vida en el que se ve sometida a numerosos cambios físicos y emocionales. Te detallamos cuáles son las principales molestias de este periodo y cómo puedes minimizarlas.
Cuando el ovario comienza a bajar la producción de hormonas sexuales y cesa la menstruación llega la menopausia. El climaterio –como se conoce a la etapa que abarca desde los primeros síntomas hasta un año después de haber tenido la última regla– es una época de cambios para la mujer. Uno de los principales síntomas son los sofocos, que sufren hasta un 48% de ellas. Se manifiestan como una sensación repentina de calor en cuello, pecho, cara y espalda; suelen ser breves y también se acompañan de sudor y frío. En esta etapa, debido a la disminución de la densidad mineral y la calidad del hueso, hay más riesgo de sufrir fracturas y de padecer osteoporosis. Muchas mujeres también ven cómo su peso aumenta a pesar de no incrementar las calorías que consumen y cómo su grasa corporal se distribuye de distinta manera y se concentra en el abdomen, lo que supone un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.
La menopausia también se deja sentir en la piel. Debido a la pérdida de hormonas, se acelera el envejecimiento cutáneo y se aprecia un aumento de las arrugas y de las manchas de la piel y una pérdida de elasticidad. Por otro lado, la sequedad vaginal junto con la incontinencia urinaria y las infecciones repetidas también son síntomas asociados a esta etapa de la vida de la mujer.
Pero los síntomas no solo son físicos. Hay mujeres que en esta etapa notan una falta de memoria y de atención y concentración, sufren cambios de humor, ven cómo les cuesta conciliar el sueño, están más estresadas y fatigadas e incluso pueden llegar a padecer depresión.
Cómo minimizar los síntomas
Afortunadamente, no todas las mujeres presentan este conjunto de síntomas y, además, muchos de ellos se pueden prevenir con la adopción de una serie de pautas y hábitos saludables. Todo ello previa visita al médico de cabecera o al ginecólogo, que serán los más cualificados a la hora de determinar tus “puntos débiles” en esta nueva etapa vital.
• La alimentación puede ser uno de tus grandes aliados para prevenir y frenar determinados síntomas. En estos años necesitas una dieta adecuada para la menopausia: un aporte calórico menor; evitar las grasas y la sal te permitirá mantener controlados los niveles de colesterol y la tensión arterial, fundamentales a la hora de prevenir enfermedades cardiovasculares. Además, un mayor aporte de calcio puede hacer que la pérdida de masa ósea no sea muy severa. Para que el organismo absorba mejor el calcio también hay que incrementar la ingesta de vitamina D, presente en los productos lácteos y en los pescados como el salmón, las sardinas y el atún. A la hora de prevenir los sofocos prueba a tomar soja, rica en isoflavonas, y a realizar cinco comidas ligeras en lugar de tres copiosas.
• Mantenerse activa físicamente también conlleva numerosos beneficios. Una buena terapia para prevenir la osteoporosis y el sobrepeso es practicar ejercicios aeróbicos de bajo impacto, natación y yoga suave.
• Aprovecha esta época de tu vida para dejar atrás hábitos poco saludables como el tabaco. Así, disminuirás el riesgo de padecer un ataque cardíaco o cáncer de pulmón.
• Los cambios emocionales que tan mal lo hacen pasar también se pueden superar. El deporte te ayudará a liberar tensiones y comentar con tu familia y las personas más allegadas cómo te sientes hará que te entiendan mejor y te desahogues.
• Por último, has de saber que existen en el mercado complementos alimenticios a base de isoflavonas de soja, aceite de Onagra o extractos vegetales como la cimicífuga, que te pueden ayudar a disminuir las molestias propias de la menopausia como la irritabilidad, el insomnio, los sofocos, las sudoraciones y las palpitaciones.