La vida es un continuo cambio, un camino lleno de nuevas situaciones, de risas y de sorpresas maravillosas. Pero en ocasiones este camino se oscurece, y se convierte en un dificultoso sendero donde nos topamos con obstáculos, desencuentros, separaciones y otras pérdidas.
Para poder levantarnos después de estas caídas, sacudirnos las penas y tristezas y ¡seguir adelante! es necesario desarrollar una competencia clave: la resiliencia.
El término resiliencia aplicado al ser humano hace referencia a la capacidad de las personas para adaptarse y gestionar de manera adecuada las adversidades, con el objetivo final de superar estas etapas de crisis y poder continuar con nuestra vida.
A continuación os ofrecemos cuatro puntos básicos que debéis tener en cuenta para mejorar vuestra capacidad de ser resilientes:
- Sé flexible.
Acepta que la vida es cambio, y no siempre nos beneficia. Analiza que aspectos debes cambiar para sobrellevar esta adversidad de una manera más satisfactoria. Un buen ejemplo es la planta el junco, cuya fortaleza reside en su capacidad de doblarse ante los continuos golpes del viento.
Ejercicio: piensa en una situación desagradable para ti y haz un listado de pequeños cambios que puedes hacer y dependen sólo de ti.
- Conoce tus puntos fuertes y mantén una sana autoestima.
Ser conscientes de los recursos personales de los que disponemos, y de los grandes y pequeños logros que hemos ido alcanzando día, nos ayuda sentirnos capaces de lidiar con todos los obstáculos que podemos ir encontrándonos en nuestro camino.
Ejercicio: escribe 20 situaciones del día a día en las que hayas conseguido pequeños logros, y las competencias que te ayudaron a alcanzar esos pequeños éxitos.
- Piensa en positivo.
Una actitud positiva se basa en buscar las capacidades y recursos personales de los que disponemos y qué hemos utilizado en otras ocasiones, así como cambiar la perspectiva con la que vemos estas situaciones “desgraciadas”.
Ejercicio: escoge un momento tranquilo, y recuerda algunos momentos difíciles que hayas superado. Piensa en qué demostraste tener en esos momentos y oblígate a sacar al menos un aprendizaje o beneficio surgido de aquella situación.
- Mantén una buena red de apoyo.
Formar parte de una extensa red de apoyo (familia, amigos, compañero de trabajo, etc.) nos ayuda a sobrellevar los momentos más difíciles de nuestra vida gracias al sentimiento positivo que nos provoca el sentirnos escuchados y comprendidos, y aprender de las aportaciones y consejos que nos regalan.
Ejercicio: de ahora en adelante, reserva cada semana un día para quedar con una persona que haga tiempo que no veas. Por ejemplo, cada martes por la tarde.