Forma parte de la condición humana sentir miedo a algo. Sin embargo, eso no significa que debamos aceptarlo como algo natural, sobre todo porque son situaciones que hemos adquirido en un momento dado de nuestra existencia y que con un poco de esfuerzo podemos superar. ¡No dejes que los miedos te amarguen la vida!
De entre todas las emociones negativas que podemos experimentar, el miedo es probablemente la que tiene más incidencia en la psicología humana. No hay nada que podamos hacer para evitarlo: nacemos dotados de ese sentimiento desagradable, pero sumamente necesario. Y es que, el miedo nos protege y nos hace evitar las amenazas o combatirlas con una dosis de prudencia adecuada. Sin embargo, es también un sentimiento tan venenoso que puede quitar el sueño y suponer un escollo en nuestra vida.
Existen temores específicos dependiendo de cada persona, de la edad... Hay algunos que pueden llegar a ser muy agudos, como a volar, a los exámenes o a los animales, que se disipan cuando desaparece la causa. Otros son miedos crónicos y existenciales, como el miedo a los demás, al fracaso o a la muerte, más difíciles de erradicar. Los temores irracionales, que no se pueden dominar fácilmente, se denominan fobias. Casi todo el mundo tiene pequeñas fobias que son más o menos llevaderas. En cambio, hay un 10 por ciento de la población que sufre fobias incapacitantes que alteran su vida cotidiana, su trabajo o sus relaciones personales.
Pero, ¿cómo aparecen o qué las origina? Resulta complicado saber qué situación llegó a marcarnos tanto como provocar una reacción de este calibre en nosotros. Algunas son fáciles de identificar porque se pueden relacionar con una acción negativa que se ha quedado “adherida” a nuestra mente, como por ejemplo, el miedo a algunos animales. Este puede derivar de algún suceso acaecido en la infancia y que, aunque no recordemos del todo, nos marcará para siempre. Otros proceden de la falta de fe en uno mismo y en los demás; de la necesidad de aprobación, de pertenecer o ser aceptado; de haber vivido una situación traumática; de la sobreprotección o el hábito de ver las cosas negativamente... En cualquier caso, tomarte tu tiempo para determinar la identidad de ese miedo, su procedencia y por qué continúa en tu vida es, sin duda, el primer paso para comenzar a superarlo.
Consejos para superar tus miedos
Cada persona es un mundo y se enfrenta de una manera determinada a su miedo o fobia. Todo depende de la actitud y de la ganas que le pongas. Habrá veces, incluso, que no puedas hacerlo sola. Necesitarás comprensión, mucha ayuda y algún que otro consejo para poner en práctica cuando tus miedos te acechen.
1. Asumir que lo que te sucede es solo una reacción exagerada a algo que te provoca miedo. Ser consciente de ello y empezar a asumirlo es indispensable para enfrentarte a ello.
2. Es fundamental utilizar alguna técnica de relajación que te permita controlar esa reacción nerviosa, que te puede llevar a perder el control.
3. Elaborar una jerarquía de esos miedos, de menor a mayor, para saber el tipo y el grado. Así será más fácil combatirlos.
4. Mentalizarte para exponerte gradualmente a ese miedo. Mantente firme y decidida. Los resultados serán muy positivos.
Recuerda que un miedo arraigado no se supera de la noche a la mañana. Se necesitan meses para sentirte cómoda en esa situación que antes te provocaba angustia y ansiedad. A medida que te enfrentes a ella, el miedo irá reduciéndose hasta convertirse en algo habitual y tolerable.
Solo debes ir a tu ritmo, sin presionarte ni agobiarte. Cada persona necesita su tiempo y no debes hundirte cuando no superes una situación fóbica. Y lo más importante, si no la enfrentamos, la fobia se hará más fuerte. Y si no lo puedes hacer sola, busca ayuda psicológica. Está en tu mano superarlo.