Se trata de la patología articular más frecuente y es el motivo más importante de incapacidad entre la tercera edad en nuestro país. La genética, la sobrecarga de las estructuras y la edad son tres de las causas de esta enfermedad que es de dos a tres veces más habitual entre las mujeres que entre los hombres.
La artrosis es la enfermedad reumática más frecuente, que se produce por la degeneración del cartílago que rodea cada uno de los huesos que forma la articulación. Normalmente se localiza en la columna cervical y lumbar, en algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, en la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie produciendo dolor, rigidez e incapacidad funcional. En nuestro país afecta al 10 % de la población general, pero casi la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla, mucho más frecuente en mujeres, sobre todo a partir de 55 años.
Aún no se conoce exactamente por qué se produce esta enfermedad, pero sí que hay factores que aumentan el riesgo de padecerla:
• El envejecimiento, pues la articulación se deteriora con los años y la capacidad de recuperación de los tejidos es menor.
• El sobrepeso, que incrementa el riesgo de artrosis en la rodilla.
• La sobrecarga, que se da sobre todo cuando la forma de la articulación no es la normal y se produce un desgaste mayor o cuando se tienen malas posturas, muchas veces en el trabajo o realizando tareas que se repiten a diario.
• Lesiones locales, ya que muchas veces la articulación no se recupera del todo y el cartílago tiene más posibilidades de deteriorarse.
• Herencia genética. Sobre todo en el caso de las mujeres, existe una predisposición heredada a padecer artrosis en las articulaciones de las manos.
Predisposición femenina
Los últimos estudios que se han realizado comienzan a vincular la menopausia con la aparición de la artrosis en la edad madura, pues se ha constatado que los casos aumentan considerablemente en mujeres de más de 45 años. Durante ese periodo, disminuye la producción de estrógenos, una hormona femenina que “protege al cartílago”. Una menor cantidad de estrógenos se ha asociado con la aparición de síntomas articulares inespecíficos, y así muchas mujeres empiecen a notar los primeros signos de artrosis coincidiendo con la menopausia.
La artrosis es una enfermedad crónica que se desarrolla a lo largo de muchos años y gran parte de las personas afectadas puede llegar a llevar una vida normal. Al ser progresiva, conviene tomar medidas cuanto antes para frenarla en la medida de lo posible y evitar que se agrave.
• La realización de ejercicio físico mejora la salud en general y reduce la fragilidad y el riesgo de caídas, por eso la práctica deportiva diaria sin forzar las articulaciones es una excelente manera de prevenir su aparición. Si la enfermedad ya ha aparecido, es conveniente realizar ejercicio moderado y adaptado a las necesidades de la paciente. Se recomienda sobre todo la natación y el paseo, pues practicándolo regularmente ayuda al control de la enfermedad y a prevenir la atrofia muscular.
• Vigilar el peso y llevar una dieta equilibrada potenciando el consumo de alimentos con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, con aporte de calcio y magnesio, vitamina C o alimentos fuente de colágeno son los más recomendables. Así pues, el pescado azul (sardinas, anchoas…) y los frutos secos, fuente de omega-3, ; las frutas y hortalizas y los cereales integrales son una buena elección y no deben faltar la alimentación de estas personas..
• Es recomendable cambiar de postura con frecuencia, evitar estar de pie innecesariamente y dormir en una cama adecuada.