¿Qué es un cribado?
Se define el cribado como una estrategia aplicada sobre una población para detectar una enfermedad en individuos sin signos o síntomas de esa enfermedad.
Por tanto en este caso, el objetivo sería identificar a mujeres asintomáticas. con lesiones en el cuello del útero que podrían transformarse en un cáncer y ofrecerles un tratamiento que evite la progresión hacia el mismo.
Durante más de 50 años este cribado se ha estado haciendo mediante la citología cervical con tinción de la muestra mediante la técnica de Papanicolau.
Mediante la citología , lo que se hace es recoger una muestra de células del cuello del útero para posteriormente enviarla al laboratorio y que el patólogo informe si en dicha muestra hay alguna alteración precusora de un cáncer o no. Actualmente sigue siendo el método de cribado de cáncer de cuello de útero más utilizado a nivel mundial.
¿Cuáles son los avances mas importantes respecto a la citología en los últimos años?
A la citología convencional (la muestra de células se extiende sobre un soporte de cristal, se tiñe y se valora tras su observación al microscopio) ha venido a sumársele la citología en medio líquido (la muestra celular se diluye en un medio líquido de base alcohólica). Con esta variedad, se consigue una mayor sensibilidad, disminuyendo el número de diagnósticos insatisfactorios y se acortan los tiempos para el estudio microscópico de la muestra.
Otro gran avance son los sistemas de lectura automatizada de las muestras procesadas en medio líquido. Con esta tecnología, se seleccionan automáticamente las imágenes que requieren la interpretación por un citopatólogo experto.
¿Prueba de identificación del Virus del Papiloma Humano (VPH)?
Dado que las alteraciones celulares precusoras del cáncer de cuello uterino están vinculadas a la infección por el VPH en la mayoría de los casos, cabe preguntarse, que valor tiene realizar el cribado mediante una prueba que permita detectar este virus.
En la actualidad hay múltiples estudios que demuestran que la determinación del VPH es una prueba de cribado más sensible para detectar lesiones premalignas del cuello del útero que la propia citología. Es por este motivo, por lo que cada vez más sociedades científicas recomiendan que a partir de los 30-35 años, el cribado de cáncer de cuello de útero se haga mediante la detección del VPH utilizando técnicas que estén validadas previamente. Mediante este sistema de cribado, seleccionaremos aquellas mujeres portadoras del VPH, que serán las que tendrán un mayor riesgo de desarrollar una lesión premaligna y por tanto son a estas pacientes a las que tendremos que vigilar y a las que tendremos que hacer una citología para que en caso de que se confirmen dichas alteraciones derivarlas para hacerles una colposcopia. Lo que se intenta por tanto, es individualizar la conducta en función del riesgo de cada paciente y tratar de la misma manera a todas las mujeres con el mismo nivel de riesgo ("equal risk, equal management").
¿A que edad se debe iniciar y a que edad se debe finalizar el cribado?
En la actualidad la mayoría de los programas de cribado de cáncer de cuello de útero se inician a los 25 años con independencia del inicio de las relaciones sexuales, estado vacunal u otros factores. El inicio del cribado por debajo de esa edad no ha demostrado ningún beneficio. Antes de los 25 años se debe promover la vacunación, y difundir medidas para la prevención primaria como sería el uso del preservativo como método anticonceptivo de elección.
El cribado se finaliza habitualmente a los 65-70 años. En mujeres de más edad con cribado adecuado y negativo, la incidencia de lesiones premalignas en el cuello del útero es extremadamente baja.
¿Cuál debe ser el intervalo de cribado?
En pacientes entre 25 y 29 años, la recomendación es hacer un cribado mediante citologías cada 3 años si estas son negativas. Este intervalo deberá ser menor en caso de mujeres inmunosuprimidas (pacientes VIH, pacientes oncológicas, pacientes con enfermedades sistémicas con tratamientos que puedan debilitar el sistema inmune, etc).
A partir de los 30-35 años, la mejor opción de cribado sería realizar una prueba de VPH que debe repetirse cada 5 años si el resultado es negativo.
Idealmente, la toma de la muestra debe realizarse en un medio líquido ya que eso posibilita hacer una citología de esa misma muestra en caso de positividad para el HPV.
¿A quién debe incluir el programa de cribado?
Según recomendación del Ministerio de Sanidad y de la Unión Europea, el cribado primario con citología o con determinación de VPH debe realizarse dentro de un programa de cribado poblacional, lo cual supone que debe esta actividad preventiva, debe aplicarse a todas las mujeres residentes en la comunidad, independientemente del sistema de aseguramiento que cada persona tenga o de cualquier otra circunstancia individual o social, de manera sistemática.
Existen, en el mercado, kits para la recogida de muestras mediante autotoma de una muestra vaginal por parte de las propias mujeres. Sería esta una estrategia encaminada a aumentar la cobertura del cribado a nivel mundial que cuenta con el aval de la OMS.