Pérdida de firmeza y tersura, estrías, variación del tamaño, arrugas... El embarazo y el paso del tiempo causan estos daños en los senos de las mujeres aunque, afortunadamente, todo tiene solución. Te contamos las claves para llevar a cabo con éxito un plan completo de recuperación para el pecho.
Los senos están envueltos por una capa de piel extremadamente fina y muy vulnerable a las variaciones hormonales. Además, no cuentan con músculos y ligamentos que lo sostengan y están repletos de tejidos adiposos glandulares, dos características que los hacen muy sensibles al efecto de la gravedad. Con la edad disminuye la elasticidad de la piel (se producen menos colágeno y elastina) y la glándula mamaría, debido a su peso, cae. Esto se acentúa después de un embarazo, ya que la piel se queda flácida y aumentan las estrías. Así, los principales problemas del pecho son la pérdida de elasticidad, la relajación de los tejidos de sostén naturales y la aparición de estrías.
Plan de recuperación
Por todos estos motivos, es necesario plantearse un plan completo de rejuvenecimiento del pecho, en el que entran en juego varios factores: la cosmética, el deporte, la alimentación y los buenos hábitos. Te detallamos cada uno de ellos:
Cosmética. Las cremas resultan imprescindibles para mantener la elasticidad, tersura y vitalidad de la piel en esta zona. La clave está en habituarse a hacer cuatro gestos:
- Hidratar. Aplícate cremas reafirmantes y nutritivas de forma constante, dos veces al día (por la mañana y por la noche). Fíjate que incluyan activos tensores y antiedad, como el aceite de jojoba, que favorecen la síntesis de colágeno. No te olvides del escote, ya que su piel forma parte del sostén natural del pecho. Aprovecha para masajear los pechos en movimientos circulares hacia las axilas.
- Exfoliar. Para que tu piel esté más suave y tersa, realiza una exfoliación suave una vez al mes, siempre ampliando a la zona del escote.
- Reafirmar. Cada veinte días, aplica una mascarilla reafirmante.
- Prevenir las estrías. Se producen por el estiramiento de la epidermis. Inicialmente presentan un color rosado y posteriormente evolucionan a un color blanquecino. Si las “atacamos” con productos como la rosa mosqueta en la fase temprana o inicial –cuando son de color rosado- conseguiremos reducirlas más fácilmente.
Deporte. El mejor ejercicio para el pecho es la natación, ya que ejercita los músculos superiores. Si vas al gimnasio, elige prácticas como el pilates, que fortalece los músculos y enseña a mantener buenos hábitos posturales. Si no puedes acudir a la piscina o al gimnasio, practica todos los días este sencillo ejercicio:
- Extender los brazos al frente y cruzar las manos en movimiento de tijera.
- Elevar los brazos a la altura de los codos y apretar una mano contra otra.
- Con los brazos en cruz hacer girar las manos en círculos.
Alimentación. Una dieta rica en proteínas y en vitamina A (presentes en el tomate, zanahorias, acelgas, espinacas y albaricoques…), zinc (pescados, legumbres), vitamina C (ciruela, pimientos, naranjas, kiwis…) y vitamina E (frutos secos como almendras, cacahuetes o pistachos) ayuda a preservar la firmeza y elasticidad de la piel del pecho.
Buenos hábitos. Estas costumbres cotidianas son muy eficaces para mantener el pecho en su sitio:
- El sujetador. Lo esencial es que sea de tu talla (los estudios afirman que 7 de cada 10 mujeres usan la talla equivocada), mejor de fibra natural y que no apriente en la parte inferior de los senos.
- Buenas posturas. Mantén la espalda recta cuando estés sentada, de pie y cuando camines (en este sentido, estar siempre consultando el móvil es perjudicial). Y lo mejor para el pecho es dormir tumbada boca arriba.
- Duchas frías. Tonifican y estimulan la musculatura y la circulación. El frío es muy eficaz para mantener el pecho firme, por lo que puedes aplicarte cubitos de hielo sobre el pecho.