Después de dar a luz, tu cuerpo tardará un tiempo en volver a ser el de antes. Para restablecer una de las zonas que más sufren, el suelo pélvico, puedes llevar a cabo una serie de ejercicios de fisioterapia. Si los realizas correctamente y eres constante, tendrás éxito.
Los músculos del suelo pélvico se hallan en la parte inferior de la pelvis, rodeando la vejiga, el útero y el intestino grueso, y son los encargados de evitar las pérdidas de orina. Durante el embarazo, soportan la presión abdominal y tras este es habitual que estén distendidos, sensibles e incluso dañados. De hecho, se estima que alrededor del 30% de las mujeres sufren incontinencia urinaria después del parto. Para intentar recuperar su estado anterior se suelen recomendar los ejercicios de Kegel, basados en la contracción de la musculatura del suelo pélvico. Te contamos en qué consisten y cuales son las claves para obtener resultados:
• La primera tarea es aprender a localizar estos músculos. Te puede ser útil probar, mientras orinas, a detener el flujo. Los músculos que se activan con esta operación son los que has de ejercitar. Evita realizar esta prueba con regularidad, pues te puede provocar infección de orina.
•Una vez que hayas logrado identificarlos, debes empezar a ejercitarlos varias veces al día. Te llevará poco tiempo y lo puedes hacer como mejor te venga en cada momento: sentada, tumbada o de pie. Puede que al principio te cueste mantener la contracción pero con la práctica irás mejorando. Lo ideal es que puedas llegar a mantenerlos contraídos cinco segundos y después descansar otros cinco segundos. Puedes hacer series de diez contracciones, descansar y hacer una nueva tanda contrayendo y soltando los músculos a mayor velocidad. También puedes aprovechar a poner en práctica esta rutina cuando vayas a realizar una acción que suponga una presión sobre el suelo pélvico, como coger peso, toser, reír, agacharte…
• Una de las claves para que estos ejercicios den sus frutos es la constancia. Se recomienda llevarlos a cabo no solo durante el embarazo y tras el parto, sino en cualquier momento de la vida de la mujer. Y es que el suelo pélvico también se debilita por la práctica de deportes de impacto como los saltos, por causas genéticas, por hábitos cotidianos como vestir prendas ajustadas o retener la orina y por otras causas como la obesidad y el estrés.
Los resultados tardan en llegar pero merece la pena. Se estima que a partir de los dos meses se empieza a notar la mejoría. Estos ejercicios los puedes combinar con abdominales hipopresivos, que ejercitan la cinta abdominal sin presionar el suelo pélvico. El objetivo es devolver a estos músculos su función de sostén de los órganos internos situados en la faja abdominal. Es aconsejable comenzar con ellos pasada la cuarentena y de la mano de un fisioterapeuta que supervise que lo estás haciendo correctamente.