La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, y es importantísimo. La piel tiene funciones que van desde la protección frente a infecciones hasta la regulación de la temperatura.
En el embarazo también sufre cambios y es importante mimarla no sólo por estética, -algunos la llaman el lienzo del cuerpo. Esos cambios son fácilmente reconocibles.
Las hormonas del embarazo estimulan la producción de melanina (la sustancia que da color al cabello, piel y ojos). Así hay una hiperpigmentación de piel y mucosas sobre todo en zonas sensibles como las areolas de la mama, las zonas de pliegue o los genitales. La línea alba en mitad del abdomen es característica, en sentido vertical desde el pubis hasta unos centímetros por encima del ombligo. Así como algunas manchas alrededor de la cara (cloasma). Generalmente son efectos transitorios que desaparecen en pocas semanas tras el parto.
Otro cambio clásico que perdura en el tiempo y suele ser más fastidioso son las estrías. Son marcas de desgarro, a consecuencia de rotura de fibras de elastina y colágeno de piel, por tensión excesiva. A medida que aumenta el útero, va estirando todas las estructuras de su alrededor: músculos, pared abdominal, piel… así como el aumento de grasa en ciertas zonas como mamas y cadera. Es importante la hidratación como manera de prevención aunque su aparición también depende genéticamente del tipo de piel.
Durante este período es típico el picor o el ardor (efecto inflamatorio de los nervios de la piel al estirarse) y la embarazada incluso puede tener lesiones por rascado.
Además por efecto hormonal existen ya patologías y alteraciones específicas, como ciertos picores o dermatitis que surgen derivados de problemas hepáticos en el embarazo.
Como vemos durante el embarazo la piel está más sensible que nunca, de aquí la importancia de su cuidado. A continuación algunos consejos para su cuidado e hidratación:
- Ducha y limpieza de la piel diariamente con jabones con ph neutro, cuidado porque no son todos válidos para la zona genital y menos durante el embarazo.
- Hidratación corporal adecuada.
- Hidratación de la piel con cremas nutrientes, sobre todo en la zona abdominal, glútea, muslos y mamas, para conseguir buena elasticidad. Existen preparados como por ejemplo BellyCalm® de Laboratorios Ordesa, un bálsamo emoliente formulado con antiinflamatorios naturales y ácidos grasos esenciales para nutrir y reparar la piel (caléndula, karite, centella asiática…), altamente recomendables desde que comienza el embarazo hasta el final de la lactancia.
- Fotoprotección adecuada con alta gradación, para evitar el ‘tatuaje’ de la hiperpigmentación, es decir, que se haga permanente. Sobre todo en el caso de las mujeres que hayan tenido un parto por cesárea es importante utilizar pantalla total en la cicatriz al menos dos años.