Nos puede parecer algo lejano, que no nos va a tocar, os aseguro que conocer más sobre este tema quitará muchos mitos y te ayudará a mejorar la salud.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres de nuestro entorno, sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer y se diagnostica cada vez a edades más tempranas.
Estos son los tres temas más relevantes sobre lactancia y cáncer de mama:
- La lactancia materna disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama.
- Diagnóstico del cáncer durante la lactancia.
- Amamantar tras haber padecido un cáncer de mama.
1-DISMINUIR EL RIESGO DE CÁNCER DE MAMA
Esta es una enfermedad frecuente pero muy variable, lo explico diciendo que es un nombre para muchas enfermedades diferentes. Incluso, algunas mujeres con cáncer en ambas mamas, pueden tener subtipos y presentaciones diferentes en cada lado.
Su origen es multifactorial: genético, pero también ambiental. Hay factores modificables para disminuir el riesgo de cáncer de mama. Entre ellos se encuentra la lactancia materna.
https://cancer-code-europe.iarc.fr/index.php/es/
La lactancia materna reduciría un 4% el riesgo de padecer la enfermedad por cada 12 meses acumulados. La suma de periodos en los que una mujer está amamantando.
https://scielo.isciii.es/pdf/nh/v25n6/original6.pdf
Las razones para esta disminución son varias:
- La producción de leche parece que dificulta la función anormal de las células mamarias.
- Durante la lactancia hay más ciclos anovuladores, es decir en los que el ovario no produce óvulos. Cuando no se ovula se disminuyen los niveles hormonales de estrógenos. Además, cada lactancia se establece tras los nueve meses del embarazo, en los que tampoco hay ciclos ovuladores.
- La lactancia es una motivación extra para evitar otros tóxicos como alcohol y tabaco. Invita a un estilo de vida más saludable, que tiene un efecto protector frente al cáncer de mama.
Este es un beneficio más de los que tiene la lactancia, tanto para el bebé como para su madre.
https://www.breastcancer.org/es/riesgo/factores/antec_lactancia
2-DIAGNÓSTICO DE UN CÁNCER DE MAMA DURANTE LA LACTANCIA
Durante la lactancia, las mamas son muy cambiantes, día a día, incluso entre tomas. La textura del tejido pasa desde la consistencia blanda del carrillo, hasta estar dura y tensa como la barbilla.
Suelen aparecen bultos en distintas zonas mamarias o en las axilas. Casi siempre son galactoceles, es decir, acúmulos de leche. Se producen porque se obstruye la salida de la misma, hacia el pezón, en una zona concreta. El conducto se comprime por el tejido vecino, dejando esa leche obstruida y sin poder salir. Un masaje adecuado permite que se vacíen de leche y desaparezcan. También ayuda la compresión durante la tetada, para sumar a la fuerza de la succión del bebé.
Las madres ahora tienen más edad, y por tanto un riesgo mayor de tener cáncer de mama. No podemos vivir esta situación con angustia, pero ante un nódulo o bulto que no desaparezca tras las tetadas, en un plazo de unos días, deberíamos consultar.
El diagnóstico radiológico es diferente, porque la mama lactante se ve toda blanca en una mamografía, pero la ecografía puede dar datos muy valiosos y es una prueba inocua. Si el nódulo se corresponde con un quiste de líquido, la primera posibilidad es un galactocele. Si el nódulo es sólido, puede necesitar estudio por punción. Se pueden hacer biopsias con aguja gruesa, tipo BAG, que extraen pequeños cilindros del tejido del que esté formado el nódulo. Así se conocerá si se trata de una lesión benigna o maligna tras analizarlo por los médicos patólogos de mama. Esta prueba la realizan los médicos radiólogos de mama con anestesia local, de manera ambulante. Gracias a la anestesia local no es dolorosa.
Si el diagnóstico es de malignidad, se valora cada caso para decidir si es pertinente suspender la lactancia a partir de ese momento. Hay pruebas del estudio del cáncer que obligan a mantener a la madre separada del bebé durante más de un día, como la gammagrafía ósea. También pueden ser necesarios fármacos que sean incompatibles con seguir amamantando. En cualquier caso será una decisión individualizada entre paciente y equipo médico.
3-LACTANCIA TRAS UN CÁNCER DE MAMA
Cada vez se diagnostican de cáncer de mama a mujeres más jóvenes, muchas de ellas no han completado su deseo de maternidad. Además, las restricciones para permitir un embarazo tras un cáncer de mama se han ido acortando en plazos. Así, en muchos casos, se permite intentar embarazo tras dos años de seguimiento, si la enfermedad está en remisión, es decir si no hay evidencia de cáncer activo en ese momento.
No hay aumento de recaída o de riesgo de muerte por tener un embarazo tras un cáncer de mama.
También se plantea esta situación en las mujeres a las que se les diagnostica el cáncer durante el embarazo.
La posibilidad de la lactancia va a depender del tipo de cirugía que se haya realizado y de los medicamentos que necesite la mujer, como tratamiento para su cáncer.
Medicamentos:
Si necesita medicamentos como el tamoxifeno, se desaconseja la lactancia. Los oncólogos pueden permitirla durante unos meses, e instaurar el tratamiento más tarde. Será una decisión clínica individualizada.
En los casos de diagnóstico durante el embarazo, suelen pautarse fármacos para completar el tratamiento nada más pasar el nacimiento. Tras el parto se usan los quimioterápicos que se contraindican durante el embarazo y la lactancia. También anticuerpos monoclonales, como el trastuzumab, que también la desaconsejan.
Cirugías:
Conservadora, tumorectomía o cirugía parcial de la mama. Al conservar la mama siempre se asocia radioterapia al tratamiento. Aunque exista tejido mamario en la mama tratada, este no suele generar leche, por el efecto de la radioterapia. Si hubiera producción de leche se puede amamantar también por el lado tratado, sin problema.
Mastectomía o extirpación completa de la mama. La ausencia de tejido mamario, y casi siempre del complejo areola-pezón hacen imposible la lactancia por esa mama. Tanto si está reconstruida, como si no.
Si el cáncer de mama afectó solo a uno de los lados, la lactancia se puede producir por la mama sana. El tejido se adapta a la necesidad del bebé, compensando la falta de aporte por la otra mama. Algo parecido a lo que ocurre en el caso de los embarazos gemelares, donde dos bebés se crían de una sola madre.
Es muy importante respetar los deseos de la mujer, nadie es más o menos madre por amamantar o no a sus hijos. Las mujeres que llegan a la maternidad después de un cáncer de mama, creedme, tienen mucho pasado: incertidumbre, miedo, sensación de frustración. La maternidad ha de ser una especie de premio de vida, y la crianza debe ser lo más satisfactoria posible.
Dedico este texto a todas mis pacientes que han pasado por estas situaciones. Ellas son un ejemplo de resiliencia y de valorar lo importante. Son las que más me han enseñado de la generosidad de la maternidad.