¿Qué son los Probióticos?
Los probióticos son alimentos o suplementos nutricionales que contienen microorganismos que logran llegar vivos al su lugar de adhesión, sea intestino o vagina, por ejemplo, y pasan a formar parte de la microbiota habitual del huésped que los ingiere.
¿Qué es la Microbiota?
Se conoce por microbiota al conjunto de microorganismos (bacterias, levaduras y protozoos) que colonizan de forma natural las mucosas del ser humano. Esta colonización se produce desde el nacimiento y su composición varía en cada individuo, en función de su entorno y sobre todo de su alimentación. Estos microorganismos contribuyen a la salud del huésped protegiéndolo frente a otros agentes patógenos y regulando el sistema inmunológico.
Es conocido el papel de la microbiota vaginal y uterina en el éxito reproductivo de la mujer. El género Lactobacillus spp representa el 90-95% del total de bacterias del tracto reproductivo. Estos producen ácido láctico que acidifica el ambiente ayudando en la protección contra otros agentes patógenos invasores. Asimismo, se favorece la activación del sistema inmune que inhibe el crecimiento de bacterias potencialmente patógenas y estos lactobacillus se unen a la superficie de las células vaginales, evitando que lo hagan otras bacterias perjudiciales.
¿Qué factores influyen en la composición de la microbiota vaginal?
La microbiota vaginal no es estable en su composición, sino que varía en función del origen étnico, higiene, actividad sexual o fase del ciclo menstrual. Las mujeres hispanas, africanas y afroamericanas tienen menos abundancia de Lactobacillus que las mujeres asiáticas y caucásicas.
Respecto a la composición de la microbiota en función de la edad, sabemos que durante la edad fértil de la mujer, el alto nivel de estrógenos es determinante para que el Lactobacillus domine en esta etapa de la vida, cosa que no ocurre durante la infancia ni durante la menopausia.
¿Existe relación entre la microbiota vaginal y la fertilidad?
Son varios los estudios en los que se ha observado una mayor probabilidad de fracaso de las técnicas de reproducción asistida (FIV) en aquellas mujeres con una microbiota vaginal anormal, o lo que llamamos disbiosis, es decir, un desequilibrio en la composición de dicha microbiota.
¿Qué sabemos sobre la microbiota de la cavidad uterina?
Es sabido que dentro de la cavidad uterina se pueden encontrar bacterias del tipo Lactobacillus spp como las que se identifican en la vagina y que la presencia de las mismas favorecerían la implantación embrionaria en pacientes sometidas a fecundación in vitro.
Todo parece indicar que la alteración de la microbiota del endometrio pudiera afectar a su funcionalidad convirtiéndolo en un factor de riesgo para afecciones ginecológicas como la endometritis crónica lo cual redundaría en un problema añadido para la implantación de los embriones al disminuir la receptividad endometrial.
Los lactobacilos, también contribuyen a evitar la colonización de las trompas de Falopio por otros gérmenes como las clamidias, evitando la patología de las mismas.
Una de la infecciones vaginales más frecuentes en las mujeres en edad fértil es la vaginosis bacteriana . Esta infección se produce cuando los lactobacilos de la vagina disminuyen en número y son sustituidos por otras bacterias, principalmente Gardnerella vaginalis. Esta infección muchas veces es asintomática, pero puede tener un efecto negativo sobre la movilidad de los espermatozoides y sobre la implantación embrionaria. Sería por tanto recomendable someter a aquellas mujeres que estén buscando gestación o que vayan a someterse a una fecundación in vitro a una revisión a fin de detectar esta anomalía. En caso de resultado positivo, se les debe administrar probioticos a fin de modificar la microbiota vaginal y corregir la disbiosis o desequilibrio.
¿Qué se puede hacer para mantener un equilibrio adecuado en la microbiota vaginal?
Es muy importante mantener una buena higiene genital usando jabones neutros, evitando geles muy perfumados, aerosoles o fragancias.
Evitar duchas vaginales.
Extremar la higiene antes y después de las relaciones sexuales.
Intentar utilizar compresas de algodón, evitando el uso de protectores o salvaslips ya que dificultan una adecuada traspiración.
Lo mismo ocurre con la ropa ajustada y la ropa interior de lycra, seda o nailon, ya que estos tejidos pueden incrementar la sudoración en el área genital y ocasionar irritación.
Es muy importante beber abundante cantidad de agua (al menos 2 litros al día, que equivale a 10 vasos de agua) aunque también se pueden tomar zumos, caldos o infusiones.
Intentar restringir la toma de alcohol.
Es muy importante hacer revisiones ginecológicas al menos una vez al año y en caso de notar algún síntoma no habitual como picor o mal olor, acudir de inmediato.
La toma de probióticos, sobre todo después de haber tomado antibióticos, favorecerán la recuperación de la microbiota vaginal.
Algunos alimentos que pueden mejorar la salud vaginal son las semillas como la quinoa o la chia.
El zumo de arándanos rojos tiene un gran poder antioxidante y resulta de ayuda para mantener una salud de las vías urinarias y vaginales.
El yogur natural es un alimento fermentado, igual que el chocolate negro, que aportan alguno de ellos probióticos y por tanto, resultan de ayudar para mantener la microbiota y el pH vaginal equilibrados.