Las cefaleas son uno de los problemas de salud más comunes entre la población femenina. No es una patología grave, pero sí resulta muy molesta e incapacitante. Descubre cuáles son sus principales síntomas y cómo puedes reducir su intensidad y frecuencia. Un tratamiento efectivo pasa por un diagnóstico apropiado, una medicación a la medida y unos hábitos de vida saludables.
Esa presión en la sien, en la nuca, en la frente... que no te deja ni pensar, que se incrementa cuando te mueves o con el ruido. Si reconoces alguno de estos síntomas formas parte del 80 % de las españolas que sufren dolores de cabeza. Los más habituales son las cefaleas tensionales y las migrañas. Aunque no son dolencias graves, sí son terriblemente desagradables.
Si sobre los ojos o la nuca tienes una sensación de presión que se transforma en una molestia sostenida y moderada, probablemente tengas cefaleas tensionales (que pueden abarcar toda la cabeza, la nuca y los hombros). Como su propio nombre indica, están provocadas por una acumulación de tensión muscular en el cuello, en los hombros y en la cabeza, ya sea por malas posturas, por estrés o por cansancio. Suelen manifestarse por la mañana o a primera hora de la tarde y empeoran con el paso de las horas.
Si el dolor es intenso, pulsátil, empieza repentinamente y afecta a un único lado de la cabeza, es muy probable que estés sufriendo una migraña. Puede durar entre cuatro horas y tres días y es posible que vaya precedido o acompañado de náuseas, vómitos, ruidos e hipersensibilidad al ruido y a la luz. Estos episodios pueden comenzar en la infancia o en la adolescencia y afectan más a las mujeres que los hombres, por un tema hormonal. De ahí que suelan desaparecer al llegar la menopausia y que estén muy vinculados con la menstruación y con la toma de anticonceptivos orales. A veces la migraña avisa.
Una de cada cinco personas tiene primero otros síntomas, conocidos como auras. Suelen ser visuales –como destellos de luz, oscurecimiento de una porción del campo visual o ligera ceguera momentánea–, pero también pueden sentir vértigo, mareos, pérdida de memoria, adormecimiento de alguna extremidad, imposibilidad para hablar... Tienen un importante componente hereditario, seguramente sus padres o hermanos también sufren migrañas.
Para prevenir estos dolores...
Es recomendable recurrir a profesionales sanitarios para que diagnostiquen la dolencia, si es una migraña, una cefalea tensional u otro tipo de dolor de cabeza, y apliquen el tratamiento más adecuado. Resulta importante investigar sobre sus causas: si obedece a un estado de ansiedad o estrés; si está producido por contracturas musculares… No obstante, siempre nos prescribirán hábitos de vida saludables. La falta de ejercicio, las malas posturas, el estrés, la ansiedad o el insomnio incrementan las cefaleas. Así debe ser tu rutina diaria:
- Respeta tus horarios de comida, intenta hacerlo siempre a la misma hora y no te saltes ninguna. Bebe agua, sobre todo en verano. No abuses de la cafeína ni de las bebidas alcohólicas.
- Procura descansar bien (un mínimo de ocho horas). Intenta acostarte y levantarte a la misma hora.
- Realiza ejercicio físico de forma regular. Camina, nada, anda, monta en bicicleta... cualquier deporte es bueno.
- Intenta controlar el estrés. No dejes que el agobio te atenace. No te impongas metas imposibles de alcanzar. Dedícate diez minutos al día a relajarte. Aprende técnicas de relajación y respiración como yoga, pilates o tai-chi.
- Evita los factores de riesgo. Si sabes que determinados alimentos te provocan dolor de cabeza, elimínalos de tu dieta (quesos, frutos secos, cafeína, alcohol, chocolate…). No te sobrecargues de trabajo, ni trasnoches demasiado
- Lleva un control de tus dolores de cabeza. Apunta qué días los has sufrido, qué síntomas has tenido, cuánto te han durado, qué analgésicos te has tomado, qué habías hecho antes... todos estos datos pueden ayudarte a entender los patrones de tus dolores de cabeza y serle de utilidad a tu médico para encontrar el tratamiento adecuado.