Lo importante en el órgano genital femenino es su firmeza y que los músculos que lo conforman estén tonificados. Además de los ejercicios que trabajan el suelo pélvico, existen otras técnicas que solucionan los problemas sexuales, estéticos y de incontinencia urinaria que pueden derivarse del llamado “síndrome de relajación vaginal”.
La elasticidad es una de las grandes características de la vagina. Sin embargo la edad, los partos difíciles o algunas episiotomías (cuando se abre el canal con una incisión para facilitar el parto) pueden dañarlo. Esto provoca problemas estéticos, de incontinencia y sexuales. Si sufres laxitud vaginal, ya sea genética o producida por los partos, incontinencia urinaria de esfuerzo (aquella que se produce al toser, hacer deporte, realizar movimientos bruscos…) o el estado de tu órgano genital te impide disfrutar de una vida sexual plena, eres la candidata ideal para un tratamiento de rejuvenecimiento vaginal.
En este sentido, las demandas de operaciones de cirugía íntima femenina se han duplicado en los últimos años en España, según datos de la Sociedad Española de Medicina. La operación más común es la vaginoplastia, que consiste en abrir la vagina posterior y reducir los músculos elevadores y transversales del perineo y las fascias, con el objetivo de acabar con la laxitud de este órgano. También es bastante frecuente la operación que combina la liposucción de los labios menores, que tienden a acumular grasa, con un injerto en los labios mayores, ya que la edad hace que adelgacen y se vuelvan flácidos. Y cada vez es más común la clitorisplastia, que consiste en extirpar parte del capuchón del clítoris para hacerlo más visible.
Sin embargo, muchas mujeres que padecen el síndrome de relajación vaginal en distintos grados no quieren pasar por el quirófano, a lo que se une que los ejercicios del suelo pélvico no acaban de solucionar su problema. Si este es tu caso, existen otra técnicas que no implican una intervención quirúrgica. Te contamos tres de ellas:
- Electroestimulación. Consiste en introducir un electrodo en la cavidad vaginal y administrar pequeñas descargas eléctricas que provoquen una contracción de los músculos de la pelvis. Así se potencia la musculatura vaginal y se va recuperando el tono poco a poco.
- Dilatadores vaginales. Son unos cilindros especialmente diseñados para el tratamiento de vaginas que han perdido su elasticidad. Existen dilatadores con diámetros distintos (de 10 a 35 milímetros) y longitudes variables (de 75 a 200 milímetros). Suelen venderse cada uno por separado y hay kits con dilatadores de distintas medidas para un tratamiento progresivo. El mismo efecto tienen las llamadas bolas chinas.
- Vaginoplastia con láser. No se trata de una intervención quirúrgica, no necesita anestesia, no es dolorosa y es ambulatoria, esto es, no precisa ingreso hospitalario. Su objetivo es tensar el músculo y estrechar el canal vaginal. Este tratamiento trabaja con tecnología térmica sobre el tejido del órgano femenino y estimula la producción de colágeno en la uretra y en la pared vaginal anterior. Así se consigue una contracción y tensado del tejido por el incremento de colágeno, lo que aporta mayor apoyo en la vejiga y soluciona o disminuye los problemas estéticos, sexuales y de incontinencia.