El huevo es uno de los alimentos más versátiles que tenemos en nuestra cocina. Muy apreciado por su riqueza nutricional, con el huevo se puede hacer comida rápida o tradicional. En preparaciones saladas para un primer o segundo plato y también en preparaciones dulces para un postre, el huevo es además un alimento de fácil masticación ideal para todas las edades.
Se puede cocinar de muchas maneras, algunas más ligeras que otras: huevo pasado por agua, huevos escalfados, cocidos al horno, fritos, a la plancha, revueltos o en tortilla. Es el ingrediente básico de la salsa mahonesa, la crema catalana, el flan, las natillas y los crepes, delicias que encantan a los niños y a los no tan niños.
Para hacer tus menús más variados y no acabar siempre con la típica tortilla, te damos algunas ideas de cómo cocinar el huevo:
Huevos escalfados o pochés: Poner al fuego una cazuela con agua, sal y un chorrito de vinagre y llevar a ebullición. Cuando el agua hierve se cascan los huevos dentro, procurando con una espumadera cubrir la yema con la clara. Cocer durante 3 minutos, retirar y servir sobre una menestra de verduras por ejemplo.
Huevos al plato: Untar una cazuela de barro individual con mantequilla, colocar una loncha de salmón ahumado, depositar el huevo y salpimentar. Cocer al horno durante 7-8 minutos hasta que cuaje la clara.
Huevos revueltos: Batir los huevos y cocer en una sartén con aceite sin parar de remover. Quedan muy buenos con espárragos trigueros, gambas, setas, jamón, queso… Es una de las recetas que pueden empezar a cocinar los niños, siempre bajo tu supervisión.
Huevos estrellados: Un plato preferido para muchos que puedes preparar con menos calorías si pones huevos escalfados en vez de fritos y patatas cocidas al horno (y sustituyes el chorizo por jamón o pimiento asado).
Se considera que una ración equivale a un huevo de gallina para los niños y dos huevos de tamaño mediano para los adultos.