Cuando hablamos de técnicas de conservación de alimentos, podemos hacer referencia a muchos años atrás. Se cree que la necesidad empezó a existir en el neolítico, cuando la agricultura y la ganadería se convirtieron en la base de la alimentación y necesitaban conservar estos alimentos para las épocas de falta de víveres.
Actualmente, disponemos de infinidad de opciones para la conservación de alimentos. A continuación enumeramos los principales métodos:
Mediante calor. El calor destruye la mayoría de microrganismos o sus esporas. Existen diferentes técnicas, algunas de ellas son:
- Pasteurización: Los alimentos se calientan a temperaturas inferiores a 100ºC durante un tiempo determinado, y luego se enfrían a 4ºC. Sobreviven microorganismos resistentes al calor. Por lo tanto, se tienen que conservar refrigerados hasta la fecha de caducidad.
- Esterilización: Los alimentos se envasan y se someten temperaturas superiores a 100ºC durante un tiempo determinado. Se destruyen los gérmenes y los enzimas del alimento, alargando así su vida útil.
Mediante frío. El frío detiene o ralentiza la velocidad de crecimiento de los gérmenes. Utilizaremos diferentes tipos según la vida útil que queramos conseguir:
- Refrigeración: La temperatura óptima de refrigeración es de 0ºC a 5ªC, pudiendo llegar hasta 8ºC.
- Congelación: La temperatura ideal de congelación es menor a -18ºC.
Por reducción o eliminación del agua. Técnicas como el secado (en sólidos), la concentración (en líquidos), o la liofilización (eliminación del agua de un producto congelado).
Mediante aditivos. Adición de conservantes al alimento.
Por métodos de conservación química. Salmuera y salazón (adición de sal), encurtido (agua con vinagre), ahumado o fermentación.
Por control de la atmósfera. Conservando al vacío o mezclando gases para crear una atmósfera que impida la reproducción de microorganismos.
Mediante radiaciones ionizantes. Irradiación del alimento que producen una esterilización en frío al alimento.
Mediante presión. Someter el alimento a altas presiones, para los alimentos que no sea recomendable tratar con calor.
En el hogar utilizamos varias de estas técnicas para conservar los alimentos. Entre los 5ºC y los 65ºC las bacterias crecen y se multiplican fácilmente. Por ello, debemos mantener los alimentos fuera de esta zona de peligro para evitar posibles contaminaciones.