Más ejercicio es igual a más y, sobre todo, mejor sexo. ¿La razón? Cuando entrenas el suelo pélvico o practicas disciplinas como el yoga, la danza del vientre o el pilates ganas fuerza y elasticidad en la zona core, con lo que controlas e intensificas el orgasmo. Además, practicar cualquier tipo de ejercicio hace que tus niveles de endorfinas suban, lo que te predispone a desear más relaciones sexuales.
Estar a gusto en tu piel, aumentar tus niveles de energía, equilibrarte, tener fuerza y flexibilidad, estar en tu peso, sentirte sexy bajo la ropa... Hacer deporte es mucho más que una cuestión de salud, ya que puede ser la clave para mejorar tu vida sexual. Aunque cualquier modalidad de ejercicio sirve para recargar las pilas y mejorar el rendimiento en la cama, hay deportes de impacto como el running, el aerobic o el step de alta intensidad que provocan que la zona perineana se distienda, lo que a la larga puede hacernos disfrutar menos de nuestra sexualidad.
Por eso te proponemos cuatro opciones de ejercicios con eficacia demostrada a la hora de aumentar tu líbido y tu nivel de respuesta con tu pareja:
Ejercicios de kegel
Es la gimnasia sexual más sencilla y efectiva que existe. Consiste en realizar contracciones voluntarias del suelo pélvico varias veces al día para fortalecer la zona core –la que va del ombligo al pubis y el ano–. Tener un suelo pélvico fuerte facilita alcanzar el orgasmo y aumenta su intensidad, según los sexólogos. Hacerlos es sencillo, pero tienes que ser constante.
• Comienza sentándote en el baño y prueba a detener e iniciar el flujo de orina sin mover las piernas. Notarás que hay un músculo que activa y desactiva el flujo. Hazlo sólo para identificar el músculo, no retengas la orina durante los ejercicios.
• En la modalidad de Kegel lento, contrae el músculo como hiciste para detener la orina, cuenta despacio hasta tres y relaja. En la rápida, contrae y relaja el músculo tan deprisa como puedas.
Evita en cualquier caso contraer los músculos del abdomen, las nalgas o las caderas.
• Empieza haciendo diez de cada uno de estos ejercicios al menos tres veces al día. Cada semana, aumenta la cantidad de veces y de repeticiones: la buena noticia es que puedes hacerlos en cualquier momento y en cualquier situación. Es normal que al principio te cueste. ¡Paciencia! Sé constante y pronto ganarás fuerza.
Yoga y la presión sexual
Por una parte el yoga mejora la elasticidad general del cuerpo y de los músculos que utilizamos en las relaciones sexuales; por otra, hay posturas en las que se hacen compresiones que estimulan los órganos sexuales (el arco, el saltamontes y la cobra, fundamentalmente). Para que el yoga mejore tu vida sexual tienes que ser paciente, pues necesitas tres meses de práctica habitual para que tus órganos sexuales empiecen a despertar. Eso sí, notarás desde el primer día cómo tu energía –la sexual y la vital– se incrementa de forma considerable.
Pilates para fortalecer
La mayoría de sus ejercicios van dirigidos a fortalecer músculos de la pelvis, como el pubococcígeo, el iliococcígeo, el puborectal... “y todo aquello que contribuya a fortalecer estos músculos y ponerlos en tensión hace que aumenten las sensaciones y se alargue el disfrute y el placer”, señala el Observatorio Nacional de la Incontinencia. Además, el pilates proporciona una mayor sensibilidad en toda la zona ligada a la sexualidad.
Danza del vientre
De entrada, es un baile muy femenino que ayuda a muchas mujeres a subir su autoestima y a verse más atractivas, lo que se ve reflejado en los momentos de intimidad con la pareja. Esta danza es provocativa, sensual, ayuda al control y a descubrir movimientos nuevos provocando más placer para los dos. Además, tonifica el suelo pélvico, ayuda a tener más flexibilidad y mayor capacidad para mover esa zona.
Gimnasia abdominal hipopresiva
Muy de moda últimamente, consiste en trabajar la forma abdominal, perineal y postural, normalizando las curvas de la columna y las tensiones musculares. El mero hecho de ir más erguidos, con mejor postura, no solo hace que nuestro físico resulte más atractivo, sino que hace aumentar el riego sanguíneo de la zona pélvica, su fuerza y el tono muscular. Así, las contracciones reflejas del útero durante el orgasmo se hacen más fuertes, aumentando la sensación de placer.