La retención de líquidos es un problema que afecta a un gran porcentaje de la población, mayoritariamente a las mujeres. Si te sientes cansada, ganas peso de forma inexplicable, tu volumen corporal aumenta, notas un incremento de celulitis o padeces calambres, puedes estar reteniendo líquidos.
Nuestro organismo está trabajando constantemente para desechar todo el líquido que no necesita (mediante la orina o las glándulas sudoríparas), pero en ocasiones este proceso no se realiza correctamente por diversas causas.
Las más frecuentes son:
Cambios hormonales. Menopausia, embarazo, días pre-menstruales. Se suelen hinchar los pies y los tobillos. Si la hinchazón crece y pasa a otras zonas del cuerpo, acude al médico porque esto podría estar relacionado con alguna patología (hipertensión, cardiopatía…).
Malos hábitos alimenticios.
- Consumo excesivo de sal.
- Exceso de alcohol en la dieta.
- Consumo insuficiente de proteínas. Cuando se consumen proteínas, el hígado produce albúmina, que evita que los fluidos se acumulen en los tejidos.
- Aporte escaso de potasio en la dieta. El potasio es un mineral que tiene una función primordial en el equilibrio electrolítico junto con el sodio. El potasio facilita la eliminación de líquidos, mientras que el sodio presenta el efecto contrario.
Llevar una vida sedentaria o ropa demasiado ajustada.
Trastornos de algunos órganos como el corazón, el riñón, o el hígado o padecer hipertensión.
Uso de algunos fármacos.
Para evitar esta situación, te damos algunos consejos:
- Aumenta en la dieta los alimentos ricos en potasio como las frutas (sobre todo el plátano), verduras y hortalizas. Además son ricas en fibra y pobres en sodio.
- Reduce el consumo de alimentos que contengan mucho sodio. Reduce la cantidad de sal en tus platos. Si notas los alimentos con poco sabor, puedes utilizar especias aromáticas, limón, vinagre o ajo para aliñarlos. Evita también los alimentos que de por sí ya contienen una elevada cantidad de sal como los quesos y embutidos, los platos preparados o muy procesados, las pastillas de caldo concentrado, las aguas con gas o las conservas, entre otros.
- No tomes bebidas alcohólicas.
- Existen hierbas diuréticas como la cola de caballo o el perejil que te pueden ayudar a eliminar líquidos.
- No consumas diuréticos sin prescripción médica.
- Bebe suficiente agua. Mínimo dos litros repartidos a lo largo del día.
- Realiza ejercicio diario. Moviendo las extremidades ayudarás a los riñones a ejercer su función. Puedes caminar, nadar, ir en bicicleta… La actividad que más te guste.
- Es muy importante que descanses bien por la noche. Duerme ocho horas diarias.
- Durante el día no estés mucho rato sentada, ve levantándote para activar la circulación en las piernas.