Los celos parecen disparar la pasión, y la pasión siempre resulta emocionante. Sin embargo, si utilizas los celos para seducir a un hombre que te gusta puedes echar a perder la relación.
Francesco Alberoni, sociólogo y estudioso del amor, nos advierte que los celos suelen crear vínculos muy superficiales. La razón es que amar bajo el efecto de la inquietud y la duda produce enormes dosis de dolor. Por eso, si un hombre tiene celos porque tú se los provocas quizás no desee ir a más en una relación contigo porque sufre demasiado. Y si tú intencionadamente los avivas, posiblemente te preguntes ¿seguirá interesándose por mí si dejo de darle celos? La pareja así no se cimenta en la confianza y la entrega, sino en el temor. Y este no nos lleva muy lejos cuando lo que nos gustaría es iniciar una agradable vida juntos.
Quien utiliza los celos como estrategia a menudo pretende controlar los estados de ánimo del otro, rasgo propio de las relaciones tóxicas. ¿Crees que manipular las emociones de un hombre que te gusta es el mejor procedimiento para mantener una relación con él? Y si es él quien hace lo posible para darte celos, cuidado: es poco probable que seas feliz a su lado.
Por otro lado, el deseo –tanto en los hombres como en las mujeres– siempre lleva implícita una dosis de vulnerabilidad que no es necesario alimentar. Cuando alguien nos gusta, irremediablemente sentimos que parte de nuestra felicidad depende de cómo se comporta. Si nos expresa amabilidad, simpatía o deseo, nos sentimos fortalecidos, inundados por una fuerza que nos invita a arriesgarnos y a acercarnos un poco más a esa persona. Iniciamos así un baile de seducción emocionante y cargado de posibilidades. Pero si por su parte percibimos alejamiento y poco interés, el sentimiento de vulnerabilidad puede ser tan insoportable que anule nuestra iniciativa para seducir. Entonces, ¿te parece necesario reforzar esa vulnerabilidad innata con una dosis extra de celos?
Si lo que quieres es que tu pareja recupere el interés por ti porque el tiempo ha hecho que te sientas invisible ante él, quizás lo que debes hacer es incluir en tu vida esos ingredientes que la hacen más interesante... y que te hacen más interesante a ti. Por ejemplo, tener tus propios planes al margen de tu pareja. Sal con tus amigos, apúntate a alguna actividad que te guste, diviértete, enriquece tu tiempo libre. Que él te eche de menos es estupendo para la relación y añade a los encuentros una ráfaga de frescura que es mucho más eficaz –y enriquecedora– que los celos.
En síntesis, no debemos caer en el error de utilizar los celos como unidad de medida del amor: no expresan que alguien nos ama. Más bien hablan de un grado de vulnerabilidad que no se sabe gestionar y que pone en riesgo la relación. Por eso es mejor no avivar los celos, aunque nos parezcan emocionantes. Si un hombre te dice “estoy celoso porque te quiero” deberías traducirlo por “estoy celoso porque quiero seducirte y no sé cómo hacerlo pero parece que otros sí lo saben”. Si ese hombre te interesa, en lugar de ponerle celoso quizás deberías mostrarle lo mucho que te gusta o darle pistas sobre qué debe hacer para conseguir que te seduzca. El resultado será mucho más placentero y estimulante para los dos.