¿Qué pasa con las relaciones sexuales y la vída íntima de una pareja después del nacimiento de un bebé? En un principio, recuperar la normalidad puede ser un proceso complicado, pero los expertos aseguran que si se asume la nueva situación, será mucho más fácil recuperar la complicidad y el sexo, e incluso, reforzar la relación.
Durante el primer mes del postparto la mujer suele perder el deseo sexual. Es normal: la producción de leche puede impedir una correcta lubricación; un parto vaginal con episiotomía tarda en curar; un parto con cesárea es una cirugía mayor de la que hay que recuperarse, y se producen los loquios o pérdidas de sangre después del parto que indican la recuperación y limpieza del útero. Además, la pareja se encuentra muy ocupada con el hijo recién nacido. Tendrás que dar unas semanas de descanso a tu cuerpo y prescindir de las relaciones sexuales con penetración.
Cambios físicos y emocionales
Se suele aconsejar reanudar las relaciones íntimas una vez que terminan los loquios, la llamada cuarentena, que puede durar de 15 a cuarenta días, y ella esté totalmente recuperada del nacimiento del bebé. Aunque el tiempo depende de cada mujer y del tipo de parto que haya tenido, en dos meses como máximo casi todas las nuevas mamás están preparadas física y emocionalmente para reanudar con plenitud su vida íntima, a menos que haya habido complicaciones al dar a luz, hematomas o infección vaginal.
A partir de ahí, hay que tener en cuenta que las primeras relaciones suelen ser dolorosas o molestas y las mujeres pueden necesitar lubricante vaginal para facilitarlas. También es posible que no se produzca la penetración en estos momentos. Si las relaciones son completas, recuerda usar algún tipo de anticonceptivo, ya que aunque estés amamantando al bebé puedes quedarte embarazada.
A los problemas físicos, se suman otros aspectos psicológicos y emocionales. El nuevo miembro de la familia y el cambio de la relación puede reforzar la pareja como proyecto común, pero esta situación también puede vivirse como una amenaza que obliga a la pareja a aprender a verse como padres y a relacionarse de forma distinta.
Pautas a seguir
Respecto a la parte física, los expertos recomiendan, si no se ha hecho antes, que la mujer empiece con ejercicios de rehabilitación del suelo pélvico. También que cuide su alimentación y emprenda un programa de recuperación con el ejercicio que su médico le recomiende y que le ayude a volver a su peso ideal y a sentirse más atractiva.
En el plano psicológico, en la primera etapa es muy importante la comprensión y el apoyo mutuo, hablar acerca de la sexualidad, las necesidades, los deseos y los obstáculos. En una segunda etapa, que se puede prolongar unos meses hasta la normalización total de las relaciones, es fundamental ir poco a poco y tener una buena comunicación, tanto en la experiencia de la maternidad y la paternidad como en la vida sexual. Es clave estimular el deseo, especialmente de la mujer, propiciando el descanso y los momentos y espacios para ella misma. Además, hay que intentar un acercamiento progresivo en las relaciones íntimas, adaptándose a esquemas sexuales más adecuados y placenteros para el momento que se está viviendo.
Cada pareja tiene que buscar su propia fórmula y encontrar tiempo y energía para estos momentos de intimidad. Hay que proponerse disfrutar no sólo del encuentro sexual, sino también de los preparativos, programar los encuentros, en lugar de dejarlos en manos del azar. Los sexólogos afirman que la planificación del sexo puede actuar como afrodisiaco y mejorar la vida de la pareja.
En el aspecto más práctico, hay tres claves para luchar contra la falta de deseo: la mujer ha de lograr no centrarse solo en su hijo; el hombre ha de implicarse en los cuidados del niño y de la madre; y ambos deben afrontar la situación de forma realista. Un consuelo: se trata de una etapa crítica y sexualmente compleja, pero transitoria. Las aguas volverán a su cauce y disfrutarás aún más de la intimidad con tu pareja.