En la mayoría de los casos, salvo que tu ginecólogo las desaconseje, podrás mantener relaciones sexuales durante toda la gestación. Y puede que sean mejores que nunca. Te contamos lo que debes tener en cuenta en cada trimestre y las mejores posturas para que puedas seguir disfrutando de la intimidad con tu pareja.
Salvo que tu médico diga lo contrario, podrás mantener relaciones sexuales completas con tu pareja hasta casi el final del embarazo. La penetración no perjudica al feto, que se encuentra protegido, tanto por el tapón mucoso y el cuello uterino, que mantienen cerrado el espacio en el que se encuentra, como por el líquido amniótico y las membranas fetales.
El ginecólogo te explicará en qué casos no podéis mantener relaciones con penetración: si sufres pérdidas sanguíneas, tienes dilatado el cuello del útero, presentas una fisura en la bolsa de aguas, te han diagnosticado placenta previa, padeces alguna infección vaginal, tienes antecedentes o riesgo de parto prematuro o has sufrido algún aborto recientemente.
Si no padeces ninguno de estos problemas, podrás seguir manteniendo relaciones completas como mínimo hasta la semana 36. A partir de entonces es posible que te recomiende evitar la penetración, si hay peligro de que las contracciones provoquen el inicio del parto.
Cambios en cada trimestre
Cada embarazada y cada pareja vive la sexualidad en este periodo de un modo diferente. Es aún así, existen unas líneas generales sobre la curva del apetito sexual a lo largo del embarazo, que te detallamos ahora.
- En el primer trimestre. El cansancio, al sueño, las náuseas y la preocupación ante el cambio vital que se avecina puede bajarte la libido. Pero también puede ocurrir todo lo contrario: al principio de la gestación, los órganos de la pelvis están mejor irrigados, y es más fácil sentir deseo y llegar al orgasmo.
- En el segundo trimestre. Es el mejor en todos los sentidos, también en cuanto a relaciones sexuales se refiere. Aumenta el deseo y la facilidad para disfrutar del coito. Has dejado atrás las molestias del primer trimestre y tu pareja ha aceptado su nueva situación, por lo que ambos os encontráis mucho más relajados. Además, es el momento en el que actúa la foliculina, una hormona femenina que se incrementa en el embarazo y que sensibiliza las zonas erógenas y aumenta la excitación sexual.
- En el tercer trimestre. El apetito sexual puede disminuir porque te encuentras cansada y pesada, y también poco atractiva. Emocionalmente, es el periodo en el que aparece el miedo al parto y aumenta la preocupación por la salud del niño. Además, y debido al síndrome del nido, estarás muy ocupada con los preparativos para la llegada del bebé, lo que no facilita las relaciones sexuales. Sin embargo, hacer el amor en este periodo ayuda a la pareja a sentirse mejor y estar más unidos para afrontar los cambios que os esperan.
Posturas que te irán mejor
Estos altibajos en el deseo sexual provocados por los cambios físicos y emocionales son normales. Evita malentendidos con tu pareja, habla con él y cuéntale cómo te sientes. Aprovecha las visitas juntos al ginecólogo para consultar tus dudas respecto a este tema.
Para que no te canses y puedas así disfrutar al máximo de los encuentros sexuales con tu pareja, lo más recomendable es que practiquéis las posturas en las que te encuentres más cómoda. Te recomendamos cuatro posturas idóneas para todo el embarazo:
- Tumbados frente a frente. En esta posición la pared anterior de la vagina recibe más estimulación. Además, te encontrarás cara a cara con tu pareja y la libertad de movimientos permite las caricias más íntimas. Una variante es tumbados de lado, la espalda de ella contra el pecho de él, si sientes que la tripa te molesta.
- Él tumbado boca arriba y tú de rodillas sobre él, de frente o de espaldas. Así eres tú quien controla los movimientos y el ritmo de la penetración. Es una postura muy satisfactoria para las gestantes, aunque cuando el embarazo está avanzado, ella puede cansarse con más facilidad.
- Los dos sentados, y tú encima. En una silla o sillón, el hombre se sienta y la mujer se coloca de espaldas sobre él. En esta posición, tienes total libertad de movimientos y no sientes opresión sobre la tripa.
- Tú acostada boca arriba y él tumbado encima, apoyando las rodillas para no cargar su peso sobre ti. Es posible que en esta postura la penetración no sea completa, pero seguirá siendo placentera para los dos y tú te cansarás menos.